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¿Y si cambiamos la comunicación para mejorar nuestra actitud?

Estamos en un proceso general del lenguaje que nos condena a programarnos negativamente ya que se graba en nuestro subconsciente y va minando nuestra moral.
En estos tristes momentos para la sociedad española, las palabras negativas, aunque parezcan inofensivas son tremendamente tóxicas y debemos hacer un esfuerzo por cambiar esto en nuestros negocios ya que tiene un gran impacto en el comportamiento del día a día y podría darnos muy mala imagen ante los clientes.
Debemos cambiar nuestro lenguaje y buscar compensar tanta negatividad general para hacer la vida más fácil y más soportable a nuestro equipo, a nuestros clientes, etc.

De nada nos sirve ahora seguir la corriente establecida porque no es sana, no es rentable ni adecuada para nadie, es hora de ir contracorriente y subir río arriba.
Hay que provocar una atmósfera más ilusionante para no perder las energías y sobre todo para no perder el sentido original de nuestro negocio y así lo vivimos en su día cuando definimos el propósito o razón de ser de nuestra marca, con su visión, misión, valores y en definitiva con su cultura de empresa, eso sigue ahí y es muy valioso.
Si cambiamos nuestro lenguaje para dar ánimos y esperanza tenemos que usar otros términos, como por ejemplo vamos a ocuparnos en vez de preocuparnos, vamos a cambiar aquello que no nos funciona en lugar de seguir igual, vamos a analizar los datos para detectar nuevas tendencias y adaptarnos a ellas, vamos a pensar en como podemos mejorar los servicios a nuestros clientes, vamos a cambiar nuestros mensajes para captar clientes nuevos, vamos a fidelizar a los actuales ofreciéndoles innovaciones para ellos y que sean visibles para que las valoren, todo o casi todo depende de nosotros y por lo tanto si tenemos la voluntad suficiente nada podrá detenernos.
Hagamos un esfuerzo nosotros y todo nuestro equipo por cambiar la forma de comunicarnos, son momentos duros, pero son estos los momentos donde se ve quienes valen de verdad y quienes no, quienes quieren al menos pelear por lo suyo y quienes solo están ya testimonialmente presentes, pero con la olla en Camboya.
Ahora se necesita otra actitud antes de soltar nuestras emociones negativas atrapadas, pero hay que sacarlas fuera sin influir negativamente en nadie.
Todos estamos faltos de ánimo, faltos de buenas palabras que nos alivien, faltos de reconocimiento por el recorrido ya efectuado sobre todo si la empresa lleva tiempo en el mercado ya que esto suele olvidarse con demasiada facilidad y tiene su mérito.
Ya hemos atravesado otras montañas, hemos superado momentos muy críticos y esta vez no tiene porqué suponer nuestra rendición.
He observado incluso en empresas que van bien ahora mismo un lenguaje tanto interno como externo negativo, neutro, pero en ningún caso positivo y es una lástima aparte de una gran contradicción.
Solo mantenerse en el mercado ya tendría que ser motivo de satisfacción en estos momentos y si encima vamos recuperándonos bien pensemos en hacer cosas nuevas, en aprovechar para aumentar nuestra comunicación por ejemplo y así conseguir una mayor visibilidad ante los clientes, proveedores y demás grupos de interés.
Casi nadie sonríe, como si el llevar mascarilla nos prohibiese expresar nuestros sentimientos positivos hacia los demás, cuando es más necesario que nunca.
Vamos a tomar café y escuchamos que quizás sea el último que nos pueden poner, pero entonces hay que decirles que lo importante es que siga estando bueno el café y siga la amabilidad habitual, y sigan las medidas de precaución y en todo caso será el último por ahora ya que alguna vez tendrá que pasar esta desgracia.
Si perdemos el transmitirnos positividad entre nosotros entonces será un suplicio trabajar en un entorno triste, apagado, aburrido y la ruina emocional precederá a la económica.
Estamos sembrando ambientes insoportables, perdiendo el norte sin acordarnos de la visión que nos inspiró y solo por no cambiar la forma de comunicarnos.
Deseo mucha suerte a los del lenguaje negativo porque la van a necesitar y muchos éxitos seguros a los que pongan algo de alegría a su comunicación y al día a día.

-De la conducta de cada uno depende el destino de todos.
-Busca personas corchos que flotan y evita personas plomos que se hunden.
-La actitud es un amplificador de la excelencia.

José Carrasco
FERSAY ELECTRONICA, S.L.
Blog: www. josecarrascolopez.com

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