Esto es por desgracia lo que les sucede a muchas empresas y personas en estos momentos con demasiada repetición de noticias negativas, escuchamos la misma mala noticia económica varias veces y nuestro cerebro las suma como si fuesen distintas, pero hay que saber diferenciar entre que el consumo esté bajo pero que no va a desaparecer.
Lo que nos toca evidentemente es gestionar de forma distinta nuestra empresa ya que con menos medios debemos seguir haciéndonos ver en el mercado y debemos mejorar la calidad de atención al cliente para lo que debemos mejorar la capacidad de nuestra gente.
Hay 7 cosas que seguro matan a cualquier empresa que debemos vigilar ahora:
1. Conocer nuestros puntos débiles mediante un análisis DAFO y corregirlos.
2. Conocer los puntos débiles del equipo e inyectar formación, unión y esperanza.
3. Comprender si nuestra cultura de empresa es la más deseable en estos momentos.
4. Convertir los valores de nuestra compañía en actos reales en el día a día.
5. Cuidar la calidad al máximo desde el primer contacto con el cliente hasta el final.
6. Analizar si la organización, los procesos actuales son los mejores o cambiarlos.
7. Tratar de inyectar algo de optimismo a los clientes que contactan con nosotros.
El problema ahora es que reaccionamos en lugar de planificar y esto es peligroso.
Nadie dice que sea fácil pero debemos solucionar lo urgente sin dejar lo importante.
Ahora ya hay bastantes problemas externos en el mercado, dentro hay que estar más unidos que nunca, el que tenga mal ambiente interno acelerará su declive. La estrategia actual debe ser más cooperativa que nunca, la competencia debe estar fuera, no dentro. Muchas empresas pueden pagar caro haber llevado una inadecuada política hacia el personal, hacia sus proveedores o hacia sus clientes ya que ahora todo cuenta.
Sin pasión nuestras acciones no pueden con esta nueva época de negatividad general.
Hay motivos para tener pasión, por ejemplo ahora somos capaces de hacer cosas que antes en la época cómoda ni nos molestábamos en intentar, creceremos más siempre en épocas difíciles que en las demasiado fáciles.
También hay que saber diferenciar entre beneficio y bienestar personal y no es lo mismo ni mucho menos. Seguro que si al menos intentamos nuevos retos nos sentiremos mejor que si no hacemos nada y nos limitamos a la queja o a cargar todas las culpas al sistema del que por cierto cuando han ido bien las cosas hemos formado parte y no decíamos nada.
Hay que saber hacia dónde ir y comunicarlo a toda la plantilla con claridad, solo eso da seguridad y mantiene la motivación para tratar con excelencia a los clientes. Si no sabes dónde vas, como sabes si has llegado?
Y practicar la superación pero comparándonos primero con nosotros mismos no con otros ya que cada empresa debe tener su propio toque, su propio estilo.
No olvidar que lo único que nos mueve al ser humano hacia un objetivo y ahora debemos tenerlo muy claro son las emociones, cuidarlas es básico.
Actualmente la capacidad de resistencia es fundamental, aquellas organizaciones que sepan resistir en esta nueva época se verán favorecidas, esto ya es como el ciclismo de máxima competición, por desgaste de otros quedarán los mejores y los mejores serán sin duda los más resistentes, así que esta capacidad llamada resiliencia, es muy importante en estos momentos, necesitamos gente resiliente, con mucha capacidad de resistencia, con mucho fondo para aguantar y además con alegría ya que la resiliencia no es más que la capacidad de soportar situaciones adversas para adaptarse al cambio.
Es tiempo de ser modestos, humildes, es tiempo de reconocer errores, es tiempo de saber adaptarse para proyectar mejor imagen de nuestra empresa, de estar dispuestos al cambio permanente y verlo como algo normal, no como algo excepcional, es tiempo de molestarse en nuevos proyectos y dejar ya la zona de confort de lo muy conocido.
Estamos en tiempos de negociar buscando el beneficio para todos, no se trata de que desaparezcan proveedores, eso es malo para todos, solo es bueno que desaparezcan los que no añaden ningún valor en el mercado, pero no por excesiva agresividad.
Se trata de ganar a largo plazo, no solucionar el mes en curso con extrañas maniobras.
Estamos faltos de confianza, hay más déficit de calidad y honestidad que de recursos.
Debemos diferenciarnos, salirnos del rebaño general, solo así llegaremos a través de nuestras competencias claves al corazón de nuestros colaboradores y clientes.
Y debemos ser transparentes con los nuestros, el silencio es el peor ruido, el que más daño hace porque provoca la rumorología.
Debemos diferenciar entre gestionar la competencia o si no lo hacemos es que estamos gestionando la incompetencia.
Pidamos ideas a todos, escuchemos sus posibles soluciones y hagámosles partícipes, en los momentos difíciles como ahora todos quieren ser protagonistas de su futuro.
También para las pymes esto es una oportunidad de mejorar sus plantillas, de mejorar su equipo humano, si como sabemos vamos por una escalera agarrados de la mano de otra persona y esta se va quedando atrás por mucho que apretemos la mano llega un momento que nos soltamos porque alguien no puede seguir el ritmo, pues ahora si alguien no sigue el ritmo del mercado y se nos queda atrás, quizás tengamos que cambiarle por alguien que después de muchos años en el mundo laboral de haya visto ahora en la calle porque su empresa cerró pero que tiene más ganas de trabajar que algunos de los que tengamos dentro, ahora es buen momento para mejora plantillas.
Como dice el libro el monje que vendió su ferrari que por supuesto recomiendo a todo el mundo la felicidad es una actitud ante la vida, el propósito de la vida es una vida con propósito.
Me despido como siempre con unas frases:
Mi trabajo no es caer bien a la gente, sino hacerlos mejores personas.
Cada flecha que da en la diana es el resultado de 100 flechas lanzadas.
El éxito externo no significa nada si no tienes éxito interno.
Muchos ánimos y mejoremos nuestra empresas todos juntos.
JOSE CARRASCO
FERSAY ELECTRONICA,S.L.
www.josecarrascolopez.com