La zona de Confort o el billete al desastre

Una de las reacciones más comunes del ser humano ante una nueva época como la actual es tratar a toda costa de parapetarse en lo que ya conoce más, adoptando una postura defensiva, pasiva, que se conoce como la zona de confort. Esto tiene como consecuencias limitaciones que la propia persona se autoimpone por la negación de cambiar, retrasar el aprendizaje de nuevas competencias y no asumir la nueva situación con la voluntad y decisión necesarias para dar el giro necesario al negocio.

A veces parece que las personas quisieran pastar como las vacas en sus puestos de trabajo sin ser conscientes de que el mundo cambia a su propia velocidad y este no te va a esperar, lo que puede suponer tu propio suicidio laboral.
Hay que adaptarse y viene de lejos con Darwin pero las personas nos acomodamos a lo conocido y el miedo pone en marcha la actitud negativa del temor que nos acaba bloqueando.
Todos conocemos empresas cerradas solo por este motivo y que en su sector se veía claramente que se quedaba obsoleta y no fue capaz de evolucionar en su mercado para no salirse en la curva de la negación a la nueva situación.
Es cierto que es más fácil y cómodo siempre ser víctima que protagonista pero el problema es que ser víctima es muy tóxico y además hay una gran contradicción en esta actitud y es que si no evolucionamos nos quedaremos sin empleo así que lo que desde luego es más seguro para nuestra estabilidad laboral es ser capaces de adaptarnos.
A veces es simplemente psicológico ya que una cosa es lo que hacemos y sabemos hacer bien y otra muy distinta lo que podemos aprender y podemos hacer con mucha más excelencia a veces de lo que nosotros mismos pensamos, es cuestión de confiar más en nuestras posibilidades y no ponernos barreras injustificadas.
Dicen las tendencias que ahora pasamos más tiempo en casa porque es nuestro nuevo escondite, nuestra zona de confort, pero eso también tiene como consecuencia el perdernos las relaciones con nuestros semejantes que siempre han enriquecido tanto.
Quizás esta negación al cambio tenga que ver con el miedo al error tan maximizado en nuestra cultura latina y tan normalizado en los países más innovadores. Puede que tengamos que enseñar a nuestros equipos a distinguir el error del fracaso y que dejen de asimilarlo como que es lo mismo, cuando no tiene nada que ver, un error es una incidencia, un pequeño tropiezo en el camino que para nada tiene que impedir que consigamos nuestros objetivos finales y por lo tanto el mayor de los fracasos es no hacer nada ni intentar nuevas soluciones, la inactividad en la toma de decisiones sí que es el gran fracaso pero no los errores cometidos durante el camino que podemos corregir.
Cuando conducimos vamos continuamente rectificando suavemente el rumbo pero ya lo hemos visto como algo totalmente normal y así debería de verse en el mundo laboral el tener que ir corrigiendo pequeños fallos, son solo microcorrecciones.
Sin embargo un error en la estrategia o en la planificación, un bloqueo que nos hace caer en la parálisis del análisis o una mala decisión precipitada o tomada con miedo si puede ser mucho peor porque va a requerir una gran macrocorrección si es que hay salvación.
Hay claras señales de que vamos por mal camino y no estamos cambiando a la velocidad adecuada como por ejemplo las distracciones que nos desvían de nuestros objetivos, el querer imitar a otros sin haber analizado lo suficiente la situación, si el miedo planifica nuestro futuro, si llevamos tiempo inmóviles y estancados, etc.
Hay que tener siempre la voluntad al máximo nivel, tener el arco siempre lo suficientemente tenso por si debemos usarlo.
Por otro lado si no somos capaces de adaptarnos al entorno, a los mercados, dejaremos de aportar valor y ya sabemos que entonces sobramos en esa empresa. O somos realmente proactivos o no aportaremos nada importante y añadiremos además pasividad y lo peor es que todo esto se contagia y solo tendremos luego apatía general.
Pero recordemos que solo con motivación se cambian los comportamientos así que eso es fundamental para la capacidad de adaptación que requiere altas dosis de voluntad.
Me despido como siempre deseando mucha suerte porque la van a necesitar a los reacios al cambio y a salir de su zona de confort y muchos éxitos para los que saben ir adaptando su empresa a las nuevas situaciones con unas frases para su reflexión:

-No somos responsables de la cara que tenemos pero sí de la que ponemos.
-Solo a los bebés les gustan que les cambien.
-Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, ya la hicimos.
-Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido equivale a mantenerse con vida pero no vivir.

José Carrasco
FERSAY GROUP
Blog: www.josecarrascolopez.com

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