LA SOCIEDAD CREADORA DE VALOR O LA SOCIEDAD ENFERMA:

Una sociedad que crea valor, que crea riqueza y que vive de ello puede ser sin duda una sociedad sana y una sociedad justa, pero una sociedad que no crea valor o que crea muy poco y vive por encima de sus posibilidades es una sociedad desequilibrada, condenada al fracaso y a la decadencia.
Para que una sociedad pueda crear valor hay que empezar por el principio, por educar para ello y por enseñar a los niños que cada uno vivirá de lo que sea capaz de producir y no de lo que otros produzcan y por eso cada uno debe pensar dónde y cómo pueden crear valor y así colaborar en la sociedad para contribuir a una mejor calidad de la misma donde no se confunda la solidaridad general con las subvenciones o la compra de votos con el clásico chantaje de los políticos cada 4 años del todo gratis y a cambio de nada.
Una sociedad con valor prioriza lo más importante como la educación, la sanidad, la innovación a través de la creatividad, la creación de empresas responsables con políticas a largo plazo y que con sus impuestos contribuyan al bienestar general y no a sueldazos y pensiones millonarias de algunos o gastos personales a costa del erario público ni corrupciones generalizadas.
Una sociedad con valor es aquella donde el esfuerzo, la constancia, la honestidad, las nuevas ideas de sus personas van creando progreso de forma justa y poco a poco, sin culturas del pelotazo, sin enchufismos ni ventajas injustificadas, compitiendo en los mercados de forma noble, cada uno son sus medios y sus personas que trabajan en equipo respetándose unos a otros y ayudándose mutuamente.
En una sociedad que crea valor solo tendrían cabida las empresas que crean valor, las que dan a sus clientes un servicio basado en la excelencia porque su personal quiere, porque así lo desea y le sale de dentro, porque sabe que su aportación es muy importante para el conjunto y porque tiene unos líderes que le dan ejemplo en todo lo que le piden, que le dan toda la formación y medios necesarios, porque buscan más el éxito colectivo que el individual.
Europa en algún momento perdió el tren de las ganas de hacer cosas, de esforzarse, prefirió que fabricasen otros y vivir mejor con menos valor y ahora está en plena decadencia como le ha pasado a todos los grandes imperios de la historia de la civilización cuando se han creído los más altos, los más guapos y los más listos que no es lo mismo que los más inteligentes.
En España falta mucho por hacer, falta mucho por cambiar, por modificar, por enseñar para que todos tengamos la mentalidad de la abundancia, de producir más y mejor para crear más valor y de separar al que crea valor del que se aprovecha del anterior y poner a cada uno en su sitio. Basta ya de ingeniería financiera para ir gastando a lo bestia en cosas no necesarias para la población a base de renovar la deuda y no pagarla antes de seguir haciendo más cosas que hacen la deuda aún más insoportable, basta ya de mentiras de que Europa tiene la obligación de ayudarnos solo porque somos así de chulos, basta ya de hablar tanto de derechos y tan poco de obligaciones, basta ya de mantener a la gente a base da darla pescado en lugar de enseñarla a pescar, basta ya de catalogar a la gente por su equipo de fútbol, su lugar de nacimiento o por tener ideas distintas a las nuestras, basta ya de tener que ser de unos o de otros cuando se puede ser de una mezcla de varios buscando más lo justo y no lo que queda bien decir, es mejor decir la verdad y no lo políticamente correcto porque entonces nunca se avanzará.
Una sociedad solo será justa cuando viva de lo que sea capaz de generar, cuando a la gente se la enseñe el camino del compromiso, del esfuerzo, de la ética y la generosidad para compartir con los demás, cuando no se intente separar a unos españoles de otros sino unirlos por los valores que merezcan la pena, cuando se deje de hablar del pasado muy lejano y se hable del futuro de nuestros niños y jóvenes, cuando las normas premien a los que realmente se lo han ganado con el día a día y han creado valor real y castiguen a los que deciden elegir como profesión la delincuencia con un catálogo infinito de posibilidades para aprovecharse de los demás.
Una sociedad que crea valor habla más de innovación, de ayudar a los más creativos, de apoyar a los emprendedores que se arriesgan, de dar más facilidades a los mejores estudiantes y no café para todos, de apoyar a todos los que nos forman para que seamos más eficientes, pero en una sociedad que crea valor no se debe hablar tanto de cotilleos, de cómo ganarse la vida fácilmente aunque sea a base de prostituir tus principios como persona, si la sociedad crea valor no puede hablarse tanto de absentismo, de presentismo, de oportunismo haciendo lo que esté de moda con independencia de si es ético o no, de derechos permanentes para toda la vida, de complicados sistemas de financiación.
Una sociedad con valor no es un mundo superficial sino un mundo de visión compartida, de pasión, de entusiasmo por las cosas bien hechas por uno mismo, una sociedad que crea valor no tiene un índice de analfabetismo emocional escondido detrás de tanta titulitis, ni detrás de tantos cargos adornados con bonitos nombres inútiles ni tanta agresividad hacia los demás.
Una sociedad crea valor por la autoexigencia de sus propias personas para ser cada día mejores, por la coherencia de los mensajes entre lo que dicen y lo que realmente hacen, es una sociedad que se pregunta más que me merezco según lo que aporto en lugar de que hay de lo mío sin más.
Con un buen sistema educativo podamos conseguir que la gente que llega al mundo laboral tenga las suficientes capacidades, se comprometa de verdad y aporte su talento y esfuerzo para ayudarnos a conseguir un mundo mejor y a su vez una sociedad creadora de valor real y duradero. Si somos capaces de educar para crear sociedades de alto valor todos tendremos confianza en el futuro, ahora tan perdida en estos duros momentos y como dicen los expertos un gramo de confianza genera un kilo de compromiso.
Una sociedad que no crea valor enferma y no tiene ningún futuro donde agarrarse.
Las sociedades que aprenden más rápidamente aumentan sus propias capacidades y dominan a las que no lo hacen, la arrogancia, soberbia o prepotencia destruyen el aprendizaje.
Intentemos ser realistas, ni optimistas según está la situación pero tampoco pesimistas, no es posible que la misma mala noticia la escuchemos 5 veces en un solo día y seamos tan ingenuos de pensar que nuestro cerebro, que nuestro subconsciente la procesa y contabiliza como una sola vez, eso no funciona así y cuando una sola noticia negativa la almacenamos como 5 malas noticas sin darnos ni cuenta nos estamos bloqueando sin ser conscientes de ello y esa parálisis no nos deja ver las oportunidades que hay o puede haber en el mercado.
Como muy bien dicen algunos expertos en la materia, para ser una sociedad productiva hace falta un clima laboral de colaboración y compromiso por parte de empleados y de empresarios y no un clima de confrontación (que solo interesa a algunos pocos) ya que una sociedad productiva será una sociedad que crea el suficiente valor para permitirse una calidad de vida digna.
Si cada uno de nosotros no creamos valor en la sociedad donde vivimos deberíamos preguntarnos cuanto debemos a la misma ya que alguna deuda emocional tendremos con ella, no confundamos como el chiste que sale en la prensa lo que es una verdadera ONG donde se supone se ayuda a los necesitados con las siglas de Otro Negocio Genial que suele ser justo lo contrario.
Hay que hacer los deberes en cualquier sociedad todos los días, no a final de mes ni a final de año y tener claro que para aportar valor en cualquier ámbito de la vida dependemos de nosotros mismos y de nuestra voluntad de hacerlo ya que muchas más veces el enemigo le tenemos dentro en lugar de fuera como parece.
Sería muy interesante analizar qué inversión de futuro es ahora mismo más rentable para centrar a nuestra sociedad que la formación permanente orientada a los valores, a la creación de valor real y al aprendizaje de vivir según lo que seamos capaces de aportar, hace ya muchos siglos que el hombre tenía y subsistía de lo que sembraba, no es tan complicado de entender, lo que pasa es que hay demasiados a los que este sistema no les gusta porque les supondría tener que perder el chollo que injustamente tienen.
Me despido con el deseo de que todos aportemos mucho valor y obtengamos el justo premio y con una frase que creo nos aclara todavía más todo esto que he descrito:

Hay 2 decisiones primarias en la vida:
Aceptar las condiciones tal y como existen ahora o aceptar la responsabilidad de cambiarlas.

JOSE CARRASCO
MANAGER FERSAY ELECTRONICA,S.L.
www.josecarrascolopez.com

2 thoughts on “LA SOCIEDAD CREADORA DE VALOR O LA SOCIEDAD ENFERMA:

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