La desidia o apatía a la hora de atender a los clientes se está convirtiendo por desgracia en un grave problema en la sociedad actual y deberíamos entender que no hay nada peor que esto pues al fin y al cabo todos vivimos del cliente, bien sea de vender productos o servicios pero sin clientes no existe empresa ni por supuesto empleos.
Resulta curioso que en el sistema educativo donde te deben preparar para el éxito en el mundo laboral ni se cite este asunto o desde luego si se cita está claro que no cala lo suficiente porque muy pocas empresas están verdaderamente orientadas al cliente.
Las empresas hoy día que no son capaces de percibir lo que realmente quiere el cliente están completamente ciegas por lo que su estrategia es nula y acaban cerrando.
Hay que orientarse hacia la comodidad del cliente que suele ser nuestra mayor incomodidad pero no hay elección, o estás por el cliente o mueres por tu egoísmo.
Hay que organizar la empresa pensando al 100% en el cliente, desde el horario hasta el último detalle, lo contrario es un suicidio agónico.
Todos somos consumidores y sufrimos muchas veces la desidia de la persona que nos atiende con una actitud negativa y que nos ignora. A veces una persona está con el móvil y después de entrar en un comercio o en un bar ves claramente que nadie se dirige a ti a preguntarte nada y debes esperar hasta que por fin les apetece dejar de ignorarte.
En el caso del pequeño comercio esto es especialmente grave ya que se supone que si vas a una tienda física tus expectativas en esa experiencia de compra son que el servicio será más próximo y cercano y el asesoramiento más personalizado pero muchas veces no es así y acaba siendo una experiencia bastante negativa y frustrante.
Lo peor son las razones que algunas personas te dan, que si le pagan poco al empleado, que si el jefe es el primero que es un pasota y en todos los casos llegas a la misma conclusión, si no cuidas al cliente solo te espera el paro y quedarte sin empleo.
Nadie gana en esta apatía hacia el cliente. Nadie gana salvo tu torpeza.
Y en la batalla por quedarse con los clientes la forma de atenderles puede ser la diferencia entre el éxito y el mayor de los fracasos.
Quizás haya que darle mucha más importancia al personal con habilidades para un trato preferente hacia el cliente ya que en una sociedad como la actual donde hay demasiada negatividad y exceso de información valoramos más que nunca un trato amable, educado y también profesional pero lo primero depende de la actitud de la persona y lo segundo es la aptitud que cualquiera puede aprender a base de formación.
Pero a la hora de tratar con clientes hay una parte importante de las personas que dependen únicamente de su voluntad, y eso se lleva dentro y tiene más que ver con nuestra manera de ser y no los conocimientos que tenemos.
Una persona muy experta técnicamente en una materia concreta que podría por lo tanto dar un asesoramiento de alta calidad no sirve de nada si no tiene facilidad de empatía con los clientes y eso determinará la decisión del cliente.
Cuánto más pequeña sea una empresa más importante será la atención al cliente y sus políticas de interacción con los mismos, la suma de una buena atención con unas normas muy favorables para el cliente será siempre una fórmula ganadora.
Es una pena ver algunas empresas muy buenas técnicamente con los productos o servicios que ofrecen pero luego fallan en lo más importante que es la orientación clara hacia el cliente y una atención excepcional.
Una atención que recibamos como clientes natural, donde la persona que nos atiende se comporta de forma auténtica y no forzada es algo que valoramos muchísimo a la hora de elegir donde hacer nuestras compras.
Y también es especialmente importante saberse expresar ya que si somos capaces de saber adaptarnos a cada cliente al comunicarnos con él tendremos el éxito asegurado.
No olvidemos que para que los empleados atiendan con la máxima excelencia a los clientes antes deben estar mínimamente comprometidos y motivados con la marca a la que representan, por eso es importante invertir en su formación, desarrollo y un buen ambiente de trabajo y aquí seguro que se cumple aquello de que lo barato es muy caro.
Hay que practicar la FELICACIA, la felicidad interna con la eficacia hacia el cliente.
Me despido como siempre deseando mucha suerte a los mediocres en atención al cliente porque sin milagro no se salvarán y muchos éxitos que seguro lo tendrán a aquellos maestros en la atención al cliente con unas frases al respecto:
-La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía.
-El espejo no solo nos repite sino que también nos juzga.
-Un cliente insatisfecho no se queja, simplemente se cambia.
José Carrasco
FERSAY ELECTRONICA,S.L.