EL ARTE DE LA BUENA COCINA Y EL ARTE DE LA BUENA GESTION:

Marzo-2013:

A todos nos gusta la buena cocina y sabemos valorar una buena comida o una buena cena aunque no sepamos exactamente todo lo que hay detrás para llevar esto a cabo, siempre más cosas de las que uno se pueda imaginar.
Todo empezaría con adquirir los ingredientes adecuados, lo que equivaldría en la empresa a tener los productos o servicios necesarios según el posicionamiento que queramos alcanzar ante el mercado y se supone que esto nos lo dirá la estrategia que hayamos diseñado.
Se supone que la cocina estará impecable, no solo limpia sino ordenada y práctica y esto equivale a nuestras instalaciones que deben estar igualmente en condiciones sobre todo la parte más visible al consumidor.
También está luego el arte de cómo se mezclan esos ingredientes para obtener el mejor plato posible y en el mundo de la empresa tenemos que mezclar a un equipo de personas que en teoría son distintas personalidades alrededor de un objetivo común, cooperando entre ellos en el día a día de forma que el cliente reciba solo lo mejor. Sin embargo una buena calidad en el plato con un mal servicio o con un servicio demasiado normal no cuadra, lo mismo pasa en las empresas que deben dar solo lo mejor en cuanto al servicio al cliente para lo que antes se necesitarán una serie de cosas como formación, perfil comercial mínimo, máxima amabilidad, entusiasmo, psicología, etc.
Está claro que si a la buena cocina hay que ponerle un mínimo de Pasión, lo mismo a la gestión de la empresa ya que de lo contrario es imposible que nuestro equipo esté comprometido para alcanzar esa excelencia necesaria mínima ante el cliente. Y ahora a medida que hemos ido profundizando en la crisis hemos notado como algunos buenos restaurantes han cambiado de estrategia, algunos han bajado la calidad, otros han metido menús donde antes no los había y evidentemente unos han acertado y otros se han hundido porque no sabían hacer menús pero sí sabían hacer buena calidad a la carta. En las empresas pasa lo mismo, unas han derivado a productos de bajo precio y ofertas constantes y otras han tratado de dar más servicios y sobre todo venderlos mejor que también es importante.
Pero cuando vienen nuevas épocas como ahora no todo consiste en mover los productos, precios o servicios sino que hay que cambiar y reinventarse y eso es lo que más cuesta ya que transformarse no es fácil pues el ser humano está programado para la estabilidad, no para la incertidumbre. Al final o seduces al mercado con nuevos enfoques o eres el más barato y acabas mal seguro.
En estas épocas de bajo consumo la mayoría solo viven para los precios, ofertas y movimientos de la competencia en lugar de analizar donde están nuestras incompetencias internas que es donde hay que impulsar los cambios. Se trata al igual que en la cocina de alta clase de darle a nuestro negocio un toque de distinción, de encontrar algo distinto que no hagan los demás y solo así nos haremos un hueco en la mente del cliente.
El gran problema actual es que muchas empresas dan auténticos bandazos (siempre peligrosos) en su búsqueda por encontrar su sitio ideal en el mercado actual, más pequeño por supuesto que el que habíamos conocido y se desvían de su estrategia central y olvidan sus valores o principios vulnerándolos con el consiguiente precio a pagar en forma de peor imagen ante el mercado que la que había previamente al comienzo de la crisis y esto luego ya es muy difícil, es casi imposible volver a la posición original.
Si nos empeñamos en cambiar el menú del restaurante que era de productos de la zona con otros que debemos traer de fuera, las posibilidades de que gusten a los habitantes del entorno son mínimas, ya que cada región tiene sus costumbres y a nadie le gusta que le obliguen a cambiar sus hábitos y menos aún los alimenticios.
Sobre todo es muy importante en que invertimos el tiempo ahora ya que donde ponemos nuestra atención es donde llegaremos, por eso no solo podemos estar pendientes de precios, ofertas o promociones sino de innovaciones, cambios en la forma de comercializar, nuevos productos, nuevos servicios, nuevos enfoques comerciales y sobre todo tener clara una visión de futuro que nos sirva de guía para evitar las excesivas distracciones. Una frase que ilustra muy bien esto dice así: mira hacia dónde estás yendo porque inevitablemente irás al lugar que estás mirando, donde está tu atención está tu destino.
Otro gran problema a resolver en estos momentos es cómo podemos explicarle a más de uno que todo lo que llamaba experiencia, no le va a servir de mucho porque estamos en un entorno nuevo en el que nunca estuvimos, esto es especialmente duro y hacen falta dosis de humildad importantes para encajar esta realidad. Desde luego con la soberbia es imposible gestionar ahora bien la empresa, por desgracia abundan los egos inflamados en todo el sector de pymes españolas y sobre todo las que llevan mucho tiempo en un mercado como si esto fuese un derecho adquirido y nada más lejos de la realidad, o te vas adaptando al nuevo escenario o es cuestión de tiempo la caída.
Otra emoción que ahora hace estragos es el miedo, emoción natural y necesaria pero como todas las emociones solo en las dosis adecuadas, porque muchos directivos nerviosos y asustados solo añaden más problemas a los ya existentes, pues solo desde la reflexión serena se puede ver la luz para trazar un plan adecuado en nuestras empresas. El miedo es una emoción pero el temor es una actitud y esta es la que bloquea todo cuando sentimos pánico y esto ahora no puede ser, si hemos sabido gestionar antes sin pasar por estas emociones y estas actitudes ahora debemos aprender a gestionar con ellas pero en las dosis justas, sin exagerar ni darle más importancia que la justa. Y no hay que confundir transformar que ahora es muy necesario con deformar que solo nos llevará al fracaso.
Quizás ha llegado el momento de tomarnos una pastilla emocional cada vez que notemos algún bloqueo porque cualquier cosa menos paralizarnos es lo que necesitan nuestras empresas. Además no tenemos ningún derecho a bloquearnos porque a su vez bloqueamos a nuestro equipo y no es eso lo que esperan de nosotros los nuestros, ahora más que nunca necesitamos el conocimiento colectivo que nos llevará a modificar nuestro comportamiento y así hallaremos las nuevas formas, las nuevas adaptaciones, los nuevos retos a plantearnos.
Todavía hay mucha capacidad de mejora, las pymes españolas estamos lejos de la productividad de otras compañeras europeas lo que indica claramente las posibilidades de progreso que tenemos.
Lo único que no necesita planificación es la mediocridad, así que manos a la obra y a cambiar todo lo necesario para coger el rumbo adecuado en este nuevo escenario que nos toca vivir. Si hay que hacer una auténtica ingeniería ahora esa es la emocional ya que de ella dependemos más que nunca, concentración, claridad, confianza son valores al alza en estos momentos para resolver el día a día de nuestras empresas.
No es momento de estar desconectado de la realidad, no es momento de distraerse, de desviarse, es momento de hacer nuevos caminos, de aprovechar para hacer nuevas cosas para nuestros clientes, ofrecerles más y ver o imaginar un mundo de soluciones globales para ellos a través de nuestras empresas, así les creamos valor en grande. No es momento de ir tirando, de dejar que el día a día nos coma nuestro tiempo, es hora de ponerse las gafas de ver con colores distintos nuevos caminos que hasta ahora no hemos visto y ponernos en marcha. Olvidemos el espejismo del pasado, ese que ya no volverá, nada volverá a ser igual por mucho que nos empeñemos.
Y dejemos pacer al rebaño, no podemos actuar por imitación como hacen muchos directivos de pymes ahora, esto ya no sirve, ahora debemos encontrar nuestro propio camino aunque tenga más curvas o ya nunca lo encontraremos. En momentos turbulentos la mayoría comete errores por nerviosismo, no hagamos lo mismo que otros pero más tarde, eso solo conduce al abismo, cada empresa en este momento, en este contexto requiere un nuevo estilo pero no copia y pega. No permitamos interferencias internas que no nos dejen cambiar.
Tampoco vale cambiar de estrategia cada mes porque volvemos locos a nuestro equipo, a nuestro mercado y los clientes no saben que pensar de nuestra imagen, hay que tomar decisiones con plazos y dejar el tiempo necesario para ver si hacen el efecto que habíamos previsto. Muchas pymes españolas se han visto descolocadas por perder proveedores, clientes, entidades bancarias que pensaban eran intocables y ahora nadie lo es, todo hay que analizarlo como posible y tener planes de contingencia por si debemos cambiar, no pasa nada por tener nuevos proveedores, los que estén ahí ahora seguramente serán los que estarán en el futuro, pero no todos los antiguos aguantarán tanto tiempo.
La estrategia actual no consiste en luchar en todas las batallas, ahora gana el que sabe elegir en que batallas debe luchar y en cuales no merece la pena estar, esa es la nueva clave. Hay demasiada información (Infoxicación) que produce ruido, confusión y que no nos deja ver con claridad la auténtica realidad del mercado en cada momento. Debemos huir de las visiones limitantes, de las posibilidades con muros, calles sin salida, eso no nos ayudará.
Recordar que los aburridos o profesionales acomodados no triunfan nunca, ahora no necesitamos ese tipo de gente, ahora nos hacen falta exploradores que no teman a lo nuevo, ahora necesitamos gente dispuesta a moverlo y cuestionarlo todo para darle una vuelta al cómo hacemos las cosas y a los porqués. No olvidarnos de que emociones y empresa no solo empiezan por la misma letra sino que están unidas, porque la empresa es un organismo vivo compuesto de personas.
Como siempre me despido deseándoles muchos éxitos en sus gestiones con unas frases que nos ayuden a inspirarnos para alcanzar el objetivo deseado:

-Todos creen que tener talento es cuestión de suerte, nadie piensa que tener suerte es cuestión de talento.
-Mantener un estado de seguridad continua puede ser extremadamente peligroso para la supervivencia de la especie, ya que reduce su capacidad de responder a riesgos inesperados.
-La mente humana una vez ampliada por una idea nueva, no vuelve ya a su dimensión anterior.

José Carrasco
FERSAY ELECTRONICA,S.L.
www.josecarrascolopez.com

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