Todos sabemos que la historia cuenta como el apóstol negó hasta 3 veces lo que jamás parecía posible hasta ese momento dada la fe incuestionable que procesaba por su maestro y es que una vez perdemos la fe, es más fácil y más cómodo negar la realidad para justificar la mediocridad.
Con la crisis y su prolongación esto empieza a ser todavía más un deporte nacional, quejarnos y cargar la culpa a la situación general y así no acometer las correcciones necesarias para adaptarnos a los nuevos tiempos y para mejorar nuestros negocios en aquellos aspectos donde dejan mucho que desear.
Es cierto que para adaptarnos a la situación actual y planificar con el panorama que hay a la vista casi deberíamos derribar el modelo de negocio y hacerlo prácticamente nuevo pero como eso no es posible al menos sí deberíamos plantearnos cambios valientes que hagan más viables nuestras empresas y desde luego siempre dando ejemplo nosotros, los que tengamos responsabilidades siempre primero ya que en muchas empresas se reducen costes solo en una parte de la misma y eso además de injusto no es bueno a medio y largo plazo pues deja una huella que no nos va a ayudar a seguir con un equipo entusiasmado que defienda con uñas y dientes nuestra marca, que estén muy identificados con la misma.
Cuantos ejemplos podemos ver a diario de pérdidas de ventas y clientes porque el negocio se ha quedado obsoleto, la tienda no invita a comprar o el asesoramiento del “supuesto” profesional que nos debe atender invita a irnos a otro sitio lo más rápidamente posible?
No nos convirtamos en la generación de los que abandonaron, de los que tiraron la toalla después de tantos años de lucha, ahora no es el momento de dejar el barco a la deriva, primero hagamos que llegue a puerto y luego decidamos el camino, pero que nunca nos llamen cobardes.
O acaso permitiríamos a nuestros propios hijos que aceptasen la renuncia como respuesta natural a los problemas de la vida? Quizás sea mejor pulsar y enseñar a pulsar el botón de reinicio ante los problemas de nuestras empresas. Siempre hemos sabido que solo superando los grandes obstáculos nos hacemos más fuertes y más inteligentes. La renuncia no está en la lista de las cosas con las que podemos luchar, por lo tanto hay que descartarla, debemos concentrarnos solo en lo que dependa de nosotros, en lo que podamos influir ya que solo aquello en lo que uno se concentra crece y dejar aquello que está fuera de nuestro alcance, porque de qué sirve lamentarnos de algo que bajo ningún concepto podemos controlar?
Además es en los momentos difíciles cuando esperan nuestra actuación, el éxito real es compararnos con nosotros mismos y ver nuestra evolución propia, no comparándonos con otros. Los aficionados compiten para vencer a la competencia, los profesionales compiten para vencerse a sí mismos.
Ahora más que nunca y con esta atmósfera irrespirable de noticias de corrupción generalizada, de mala gestión, de egoísmos exagerados, de soberbia injustificada como defensa ante la mediocridad enorme y real por muy difícil que sea debemos convertir nuestras acciones en emociones porque solo cuando uno se emociona tiene pensamientos positivos y eso ahora lo necesitamos con urgencia.
Hay demasiado ruido multiplicado entre nosotros en el día a día, siempre es más cómodo buscar culpables que soluciones, además la queja permanente justifica que no demos pasos hacia delante, ya tenemos el motivo para no pensar más ni mejor, debemos eliminar los lamentos y las actitudes depresivas en nuestro equipo ya que eso solo es pérdida de tiempo y ya no hay más tiempo, o cambiamos adaptándonos a la nueva realidad o el mercado se encargará de prepararnos la tumba. No nos aburramos más a nosotros mismos y a los demás con tanta queja y tanto lamento y hagamos cosas, tomemos decisiones y si pueden ser consensuadas con todo el equipo mejor, pero si alguna es responsabilidad solo nuestra también. Ahora es el momento de aplicar aquello de que para contrarrestar la depresión hace falta acción.
Mientras otros se preocupan, yo me ocupo, mientras que otros critican, yo avanzo y sobre todo estoy dispuesto a una renovación en mi compañía que vuelva a situarme como favorito ante los clientes. Concentremos toda nuestra energía en mejorar la situación de nuestra empresa y ni un gramo en el resto.
A veces es importante contar con las opiniones de los nuestros, porque los empleados suelen saber lo que no funciona en la organización, lo que funciona a medias y lo que podría funcionar y si el problema es que alguno se ha rendido ya, se ha dado por derrotado demos la oportunidad a alguno que esté en el paro, no necesitamos perdedores en estos momentos cuando hay gente que ha tenido mala suerte y está parada.
A veces uno siente que estamos totalmente solos y así es pero cuando ve noticias en la prensa internacional como la francesa que dice que Francia subirá el Iva en 2014 con lo que recaudará 10.000 millones más y recortará durante 2013 otros 10.000 millones para bajar la fiscalidad a las empresas por valor de los 20.000 millones, eso sí es positivo y pensar en apoyar a las empresas, a ver si tomamos nota pero mientras vayamos a lo nuestro y sigamos mejorando nuestras compañías. Ya lo dijo Sun Tzu hace mucho tiempo “triunfan aquellos que saben cuando luchar y cuando no” y nosotros no podemos luchar por las decisiones que toman otros, debemos tomar medidas que ahora mismo estén a nuestro alcance.
Hay quién vive y quién solo sobrevive, se trata de que seamos del primer grupo, pues ya se sabe que hay quién llena los años de vida y quién solo llena la vida de años.
Y dejemos de apelar a nuestra experiencia porque eso ahora mismo ya no es sinónimo de sabiduría en la situación actual, esta es una crisis muy diferente y muy profunda que jamás hemos conocido por lo tanto no tenemos datos para juzgar en profundidad las acciones a desarrollar, solo algunas cosas siempre coinciden en las crisis pero esto es más un cambio de época que una época de cambios, es mucho más profundo. Ya nos lo decía hace años Tom Peters autor entre otros del best-seller en busca de la excelencia (1982) sin duda uno de los libros más vendidos en la historia empresarial explicándonos como una persona que lleve 30 años en una empresa si hace realmente lo mismo tiene en realidad 1 año de experiencia repetido 30 veces, la experiencia real es otra cosa y muchos llevan demasiados años haciendo lo mismo y encima tienen la osadía de presumir de experiencia y de conocimiento empresarial, y no hay nada más peligroso que un ignorante con soberbia, que no escucha porque tiene la ventana cerrada ante cualquier idea o propuesta nueva que le hacen.
Ahora en muchas empresas hay que hacer algo y todos dan por hecho que alguien lo hará, cualquiera podría haberlo hecho, pero en realidad nadie lo hizo y luego vienen los problemas y esto sucede porque hay demasiada soberbia y nadie se atreve a comunicarse para ofrecerse a resolver algo. La vida es 10% lo que nos pasa y 90% lo que hacemos con lo que nos pasa.
Sorprende ver a cantidad de gente que ya no aprende, que no asiste a eventos ni lee ya libros ni se interesa por nada porque dicen que ya tienen bastante experiencia y que se niegan a ver la nueva realidad, la dan la espalda porque es más cómodo, no porque sea más eficaz. Ya lo dijo Jack Welch muy claro: la habilidad de una empresa para aprender y convertir rápidamente lo aprendido en acción es su máxima ventaja competitiva.
De hecho otro gran error es que cuando contratamos pagamos por lo que las personas aprendieron en el pasado, por su famoso currículum pero esto ya está obsoleto, en realidad habría que pagar por la capacidad de seguir aprendiendo que tuviesen esas personas.
Normalmente solo vemos lo que queremos ver, tanto es así que a veces lo vemos donde no está, tenemos que dejar de negar la realidad y cambiar de gafas para ver lo nuevo y olvidarnos de lo conocido.
Quitemos el piloto automático y conduzcamos ahora a los nuestros hacia la dirección correcta, enseñemos a trazar un nuevo camino y saldremos todos beneficiados.
Como siempre me despido con algunas frases que nos hagan reflexionar y el deseo de que tengan los mayores de los éxitos gracias a saber ver la realidad y adaptarse a ella con todas sus fuerzas:
El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él.
La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.
De nada vale que el entendimiento se adelante, si el corazón se queda.
Cuidado con los tipos listos y con tiempo libre, son una bomba con la mecha bien corta.
Si quieres llegar rápido ve solo, pero si quieres llegar lejos ve acompañado.
JOSE CARRASCO
FERSAY ELECTRONICA
www.josecarrascolopez.com