La época veraniega que ya nos abandona, siempre es momento o debería de serlo para la reflexión, para coger aire aunque sea tras el breve descanso que hayamos tenido o los primeros días a nuestra vuelta en los que siempre venimos con mayor serenidad.
Es muy difícil y complicado en momentos turbulentos en la economía como ahora tener ni siquiera un respiro mínimo para analizar con mayor detenimiento si la dirección en la que estamos enfocando nuestro negocio es exactamente la que habíamos previsto a principios de año o la vorágine nos ha supuesto alguna desviación que por pequeña que parezca, nunca va a resultar inofensiva. En la realidad Europea que sin duda nos afecta y más concretamente la realidad española todos hemos podido percibir por nosotros mismos que la situación tras el obligado paréntesis de Agosto sigue teniendo demasiadas incertidumbres y debilidades lo que todavía nos obligará sin duda a ponerle más ganas, más materia gris y más cambios en la organización de nuestra compañía que tiene que adaptarse si o si a la situación real.
Sin diagnóstico certero el médico no puede actuar salvo a riesgo de dañar la salud del paciente, o invierte el tiempo suficiente en acertar en el diagnóstico, o luego se paga muy caro y lo mismo nos puede suceder a nosotros si no lo enfocamos así.
Además sin cambio no hay anticipación y solo vamos chupando rueda y si no hacemos una mínima parada para analizar y diagnosticar correctamente será un riesgo enorme.
Como muy bien dice Tom Peters, si no estás en tu día ideal, le regalas a tu competidor la posibilidad de que él si lo aproveche y te adelante en ese momento. No podemos perder ni un solo día, no podemos malgastar ya ninguna oportunidad por breve que sea.
Además revisar donde estamos exactamente y aceptar cualquier desvío por pequeño que sea, requiere de un mínimo de humildad, ya que la arrogancia nos vuelve ciegos porque todo lo que sea prepotencia o exceso de soberbia destruye nuestro aprendizaje, ya no hay forma de aprender si antes no aceptamos que necesitamos pararnos, autoevaluarnos y rectificar si fuese necesario. Rectificar es de sabios, pero a veces parece que nos cuesta demasiado y nos olvidamos de que somos humanos y tenemos el derecho a reconocer y rectificar sin que por ello nos afecte a nuestro ego, que debe seguir a tope porque lo importante es que somos responsables por intentar conseguir lo mejor para todos y no tiene porque ser a la primera.
Es curioso como los niños, libres de tantos prejuicios aprenden a base de intentos a conseguir las cosas tras muchos tropiezos y sin embargo reaccionamos motivándoles, admitiendo sus fallos como algo natural y animándoles a que lo sigan intentando las veces que haga falta pero cuando crecemos perdemos eso por estar más pendientes de lo que pensarán de nosotros que del propio objetivo que debemos perseguir con perseverancia, perdemos esa capacidad de regeneración, perdemos la posibilidad de intentarlo más veces, como si al no salir bien a la primera nos diese vergüenza volverlo a intentar.
Debemos tener en cuenta además hablando de prejuicios que no hay nada noble en superar a otros, lo verdaderamente noble es siempre superarnos a nosotros mismos, a nuestro anterior yo y que lo que nos hizo tener éxito en el pasado muy posiblemente ya no aporta valor en el presente y menos aún en el futuro. Los cambios en el entorno son tan radicales, globales y rápidos que no permiten formulas estables en nuestras empresas, por eso mismo debemos estar en permanente vigilancia y esto requiere coger aire y revisar todo poniendo en duda lo que antes nos parecía tan claro.
Casi todo lo que decidimos viene dado por elecciones que hacemos en diferentes momentos en los cuales nuestra parte emocional no está igual, por ejemplo podemos decidir si queremos ser el pasajero o el conductor según nuestro estado de ánimo, al igual que podemos elegir ser el mosquito o el parabrisas, pero si elegimos no tomar ninguna decisión ya hemos elegido ser el mosquito en el parabrisas. Retrasar decisiones es el principio del fracaso.
Por otra parte también debemos compartir con nuestro equipo no solo lo que nosotros hacemos porque para eso somos responsables de ello, sino tener que lidiar con la incompetencia propia en algunos momentos y la de los demás, ya que la competencia no requiere de gestión alguna, pues si todo se hace bien no necesitamos supervisar nada, es cuando las cosas no van al 100% a su sitio cuando debemos intervenir. Las personas competentes no necesitan atención y gracias a eso podemos dedicar una parte de nuestro tiempo a la reflexión estratégica, aspecto tan importante para nuestra supervivencia.
Nuestro equipo espera que estemos ahí en los momentos más cruciales dando la cara pero tampoco quieren que estemos encima de ellos sin dejarles espacio para que demuestren sus capacidades y el secreto de un buen líder es precisamente saber donde estar en cada momento y saber cuándo intervenir o dejar hacer. Como dice una frase a la que no se le puede reprochar falta de sinceridad, cuando un obstáculo se manifiesta no llores, recuerda que todo regalo viene envuelto en papel llamado “dificultad”. Si nada era fácil antes, ahora es todavía un mayor reto pero también tiene más mérito permanecer con nuestra empresa abierta, viva y haciendo cosas nuevas para seguir en el mercado cuando otros ya no están.
Es muchas veces cuestión de voluntad, de no rendirse, quien quiere hacer algo encuentra un modo, quien no quiere hacerlo encuentra una excusa para su comodidad.
Además si no somos capaces de planificar nuestro éxito estaremos planificando nuestro propio fracaso, revisemos y adaptemos la planificación para este último trimestre del año, no nos conformemos con seguir el patrón trazado a principios de año con lo mucho que ha cambiado el mundo en general y la economía en nuestro entorno en particular.
Me despido con otras frases dignas de hacernos reflexionar en el momento actual:
Muchas firmas no logran aprender de sus errores y tampoco de sus éxitos porque los nuevos mercados se abren a mayor velocidad que las mentes necesarias para comprenderlos.
Los pescadores saben que el mar es peligroso y las tormentas terribles, pero nunca han considerado estos peligros razón suficiente para permanecer en tierra.
Solo cabe progresar cuando se piensa en grande, solo es posible avanzar cuando se mira lejos.
Saludos y adelante, como dice Santiago Alvarez de Mon, con Ganas, GANAS.
JOSE CARRASCO
GENERAL MANAGER
FERSAY ELECTRONICA, S.L.
www.josecarrascolopez.com