Aprovechando lo del río revuelto y el enorme nivel de incertidumbre que tenemos en
el mundo en estos momentos ya tenemos la excusa perfecta para no realizar políticas y
estrategias que al menos contemplen el medio plazo.
Alguna señal, algo que nos indique al menos hacia donde queremos ir, sabiendo que
cualquier planificación requerirá de cierto grado de flexibilidad para adaptarnos al
entorno tan cambiante que tenemos.
